LA LIEBRE ESA GRAN DESCONOCIDA por: Claudia Glez. Pariente (Bióloga y Bioquímica por la USAL)GREMIOS EDICIONES S.L. año 2008Fotografía Jacinto Navas Parte 3ª Alimentación y coprofagia La dieta de las liebres está constituida por material vegetal. Dentro de esta dieta herbívora, en las zonas de praderas, las herbáceas y más concretamente las gramíneas constituyen más del 80%. En las zonas de montaña y bajo condiciones adversas o en las zonas arenosas donde la vegetación herbácea escasea hay un predominio en la dieta de especies leñosas (y sus frutos según la estación) sobre las herbáceas, otro recurso ante dichas condiciones es el matorral. Si las condiciones climatológicas y fenológicas la dieta vuelve a estar basada en gramíneas. Existe la creencia popular de que las liebres consumen restos de cadáveres, sólo se ha comprobado científicamente una vez, pero lo que si se sabe a ciencia cierta es que las libres prefieren las zonas adyacentes a restos de cadáveres, ya que se ha demostrado que los pastos de estas zonas son más ricos en calcio y fósforo y por lo tanto crecen más, aportando más refugio y una dieta más completa. La coprofagia es el proceso por el cual se producen unos excrementos esféricos y húmedos recubiertos de mucus (no son los excrementos habituales y reciben el nombre de cecotrofos) que son reintegrados, se introducen directamente por el ano, son ricos en vitamina B12 y microflora. Son necesarios para la digestión de la celulosa, se produce un proceso similar a la rumia de las vacas. El proceso se desarrolla del siguiente modo: El alimento a la salida del estomago se introduce en el ciego, donde fermenta, estos vegetales ya medio aprovechados, no pueden retroceder de nuevo al estomago, como hacen los rumiantes, sino que los lagomorfos recogen estos alimentos directamente del ano y los vuelven a ingerir, mezclándose con nuevos alimentos del estomago, formado lo que son conocidos como bolos cecales. La pregunta que cabe plantearse ahora es como consigue la liebre separar los elementos que pasarán a ser excrementos duros o normales de los que constituirán los cecotrofos, dicho proceso se lleva a cabo en caecum y colon de la siguiente manera: El contenido intestinal es transportado hacia el caecum que es un gran saco intestinal con cierto paralelismo al apéndice humano, desde donde pasa al colon en el que gracias a un proceso de contracción y debido a los numerosos estrechamientos que presenta dicha parte del intestino, se separan las fibras largas, las cuales están destinadas a formar parte de los excrementos duros, del resto de los elementos blandos, que irán de regreso al caecum donde van a sufrir un proceso de fermentación que finalmente dará como resultado la formación de las heces blandas o cecotrofos. Comportamiento y costumbres Uno de los aspectos que más llama la atención acerca del comportamiento de la liebre es el hecho de que ésta posee un inusitado conocimiento del territorio conociendo perfectamente la ubicación de todos y cada uno de los escondites y, en caso de que se introduzca alguno de estos escondites de manera artificial, a partir de que la liebre lo utiliza por primera vez y por lo tanto lo descubre memorizará su ubicación y lo seguirá usando de manera asidua para bular o despistar al enemigo. Otro de los aspectos que cabe mencionar a cerca del comportamiento de la liebre son las peculiares estrategias de despiste del enemigo que utiliza la liebre durante sus recorridos antes de regresar a su cama. La táctica principal consiste en volver sobre sus pasos, dar un salto lateral cambiando de recorrido para terminar dando un rodeo que finaliza con la vuelta a su encame. Organización social En contra de la creencia general las liebres no son animales de carácter solitario, ya que siempre que la densidad poblacional sea lo suficientemente grande algunos ejemplares pueden comer juntos y así son capaces disminuir el tiempo de vigilancia individual y como consecuencia baja también el riesgo de sufrir depredación. Cuando varios ejemplares se alimentan conjuntamente se establece una jerarquía en la cual los mejores están reservados para los individuos dominantes mientras que los ejemplares jóvenes quedan relegados a un segundo plano quedándose con las peores zonas. Los individuos dominantes suelen utilizar como táctica de advertencia hacia animales cercanos el colocarse a cuatro patas con el cuerpo encorvado, lo cual provoca el efecto disuasorio deseado sin que se llegue a mayor enfrentamiento. A pesar de todo esto no son animales territoriales que tengan grandes extensiones de terreno que defender. Cuando se producen enfrentamientos es durante la época de celo, ya que al ser animales polígamos, varios machos pelean encarnizadamente por cubrir a misma hembra, obviamente el más fuerte de todos es el que consigue su objetivo. También se han visto casos de agresiones durante la cría en cautividad en espacios reducidos. Sus principales armas durante dichas peleas son sus dientes y las uñas de sus patas traseras. Machos en pleno enfrentamiento durante la época de celos. La manera que tienen las liebres de detectar la proximidad de un congénere es a través del olor que desprenden las secreciones de unas glándulas que están situadas en la parte inferior de la pata. Este hecho tiene su parte negativa ya que este olor las coloca más a merced de los predadores que posean un gran desarrollo del sentido del olfato como es el caso de los perros. Reproducción y Desarrollo Las liebres alcanzan la madurez sexual al año aproximadamente. Se considera que una liebre es adulta a partir de los quince meses cuando pesa unos 1.500 gramos. En España podemos encontrar liebres preñadas prácticamente durante cualquier época del año, si bien su número es mínimo durante el invierno y máximo entre los meses de febrero y abril. Las liebres son polígamas, es decir un número reducido de machos cubre a un gran número de hembras. Previamente tienen lugar una serie de exhibiciones de fuerza y peleas entre machos que pueden llegar a ser muy violentas. Los machos se sienten atraídos por las hembras gracias al olor que desprenden las secreciones producidas por su glándula inguinal. El macho dominante persigue a la hembra, reticente en un principio hasta conseguir montarla. La duración de la gestación oscila entre los 42 y 44 días, a diferencia del conejo donde este período dura entre 28 y 33 días. Con respecto a la gestación cabe destacar varios procesos peculiares: • Superfetación: se produce cuando tras una primera cópula la fiebre queda fecundada, pero sigue sin interrumpir el período de ovulación; de tal manera que otros óvulos pueden ser fecundados al poco tiempo sin necesidad de que exista otro proceso de apareamiento, lo cual recibe el nombre de partenogénesis, gracias a la capacidad que posee la liebre de retener los espermatozoides de esa primera y única cópula. Como resultados se obtienen dos embarazos diferentes, diferidos en el tiempo. • Reabsorción de embriones: consiste en la desaparición física de los embriones implantados en el útero y que por alguna razón han muerto (este proceso puede afectar a uno ovarios fetos). De este hecho se concluye que el aborto no se da en las liebres. Las hembras jóvenes solo tienen dos partos al año, pasando al segundo o tercer año a tener 3 ó 4 partos anuales, lo que mantiene en los años posteriores. La liebre, a diferencia del conejo, no pare en madrigueras, sino que lo hace al aire libre en un lugar que habilita sobre el suelo llamado paridera, una cama que es acondicionada con pelos del animal y hierba seca, donde da a luz a sus lebratos. El primer parto es el menos numeroso, con solo 1 ó 2 lebratos, siendo los siguientes de 3 ó 4 individuos, excepcionalmente 8, aunque en la literatura científica se cita el caso de una hembra muerta que tenía en su interior 10 fetos (Simonin, 2000).El hecho de que nada más nacer esté cubierto de pelo permite al lebrato mimetizarse perfectamente con el medio (en el caso particular de la liebre ibérica los lebratos poseen una pequeña mancha blanca en la frente), el poco tiempo de nacer son capaces de moverse y tienen todos sus sentidos en funcionamiento. Aun así y debido a sus depredadores la tasa de mortalidad entre letrados es alta. No se conocen casos de canibalismo de las madres sobre las criar, como ocurre en los conejos, puede que esto no suceda por dos razones: el hecho de que los letrados al nacer cubiertos de pelo se diferencian claramente de la placenta que si es ingerida por la madre justo después del parto, la otra razón sería la temprana facultad de moverse que presentan la crías. Sin embargo lo que si resulta frecuente en cautividad son los aplastamientos de las crías por parte de la madre. La madre puede llegar a abandonar a la prole si se siente que está en peligro. A las pocas horas de nacer los lebratos se separan entre ellos, permaneciendo ocultos e inmóviles hasta el momento de ser amamantados. El tiempo medio que la madre permanece amamantando a sus crías es de ocho minutos durante la primera semana y se reduce hasta llegar al minuto en la cuarta semana. Cada lebrato regresa a un punto determinado con objeto de ser amamantado. Cuando está amamantando la liebre se coloca sobre sus cuartos traseros, esta postura le permite vigilar a la vez que alimenta a sus crías. En cautividad los lebratos comienzan a ingerir vegetales después de la primera semana y tras 28-30 días ya están preparados para ser destetados. Imagen de un lebrato. Los últimos momentos que la madre pasa con las crías, los emplea para lamerles la zona genital, este momento es aprovechado por los lebratos para orinar, esta orina es ingerida por la madre a fin de evitar que el olor de dicha micción atraigan a posibles depredadores. La liebres europea pesa de media al nacer 124 gramos, produciéndose un aumento de peso de 18 gramos por día hasta el tercer mes. Los lebratos de liebre ibérica son más pequeños, pesando al nacer entre 62 y 84 gramos. Determinación de la edad La longevidad de la liebre está muy condicionada por el grado de predación que está sufra. En España la edad está supeditada la presión cinegética. A simple vista lo único que se puede determinar es si se trata de un individuo joven o adulto a través de la presencia o ausencia de un abultamiento a la altura del cúbito. El problema es que ejemplares jóvenes presentan características de adultos, lo cual puede inducir a error. Para determinar de manera exacta la edad hay que realizar muchos y complicados análisis tales como medir el peso del cristalino ocular, líneas de crecimiento basas en estudios de la mandíbula, grado de osificación de suturas. Su longevidad oscila entre los 7 y 9 años en libertad, mientras que en cautividad puede alcanzar de 12 años de vida. Continuará……
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